Hoi An es un lugar tan pintoresco que querrán sacar mil fotos por minuto. Este pueblo protegido por la UNESCO se convirtió en un destino perfecto para realizar sesiones fotográficas por la ecléctica arquitectura (japonesa, china y francesa), los típicos farolitos y la ausencia de autos.
Por el turismo masivo de la zona, hay muchas opciones foodie para deleitar el paladar. Desde parrillas instaladas sobre la arena en la playa hasta restaurantes elegantes exclusivos para turistas en el casco histórico.
No pierdan la oportunidad de visitar las ruinas del Santuario de My Son. Este conjunto de templos hindúes fue construido entre el siglo IV y el XIV por la antigua cultura Champa.
Tabla de Contenidos
1er Día en Hoi An
Un pueblo precioso
El paisaje de Hoi An es extremadamente lindo, todo está decorado de manera hermosa.
Está lleno de lámparas hechas en forma artesanal, que son un clásico del lugar. La iluminación de estos farolitos, tan tenue, hace que la ciudad entera parezca una postal. Hoi An es, simplemente, un lugar hermoso.
Además, hay un río que atraviesa el casco histórico. Ocupa un lugar central en la vida de los habitantes de Hoi An.
Hay barquitos turísticos que te llevan a pasear por el río. Y, por supuesto, también están decorados con esas mismas lámparas.
La zona fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Por ello, la arquitectura del lugar permanece intacta.
Asimismo, toda la zona del centro histórico, que es bastante amplia, está cerrada al tránsito.
Por primera vez en nuestro viaje no tenemos que estar híper atentos a que no nos atropelle un auto o una moto.
Un destino perfecto para ciclistas
Nuestro alojamiento estaba a 3 km del centro, en una isla que queda justo al lado del casco histórico y está conectada con un puente.
Por suerte, ofrecían bicicletas para los huéspedes. Aunque eran de un tamaño diminuto para nosotros, eran bicis al fin Nos vemos bastante graciosos pedaleando, pero la verdad es que nos resultaron de lo más prácticas para movernos por la zona.
La mayoría de los alojamientos que vimos como opciones también ofrecían bicicletas para los huéspedes, pero también es muy común alquilar bicis al quedarse en Hoi An. Son ideales para explorar las islas, ir a la playa, etc.
En esos 3 km que nos separaban del casco histórico, solo había una calle, que más o menos va bordeando el río Es muy fácil el recorrido, sólo hay que seguir derecho y reconocer el lugar dónde parar.
Sobre esa única calle se ven casas y algunos comercios, bastante precarios, a cada lado. Es interesante también, para ver algo más, fuera de la zona turística.
Hay también algunos pasajes que cortan esa calle principal, donde se ven algunas viviendas o residencias turísticas.
Nuestro alojamiento en la isla Cam Nam
Nuestro plan era quedarnos seis días en Hoi An. Por eso, elegimos un alojamiento con pileta para tener unos momentos de relax después de tantos días viajando.
También elegimos un lugar en una ubicación tranquila. No queríamos quedarnos en el medio de la zona más turística, pero tampoco demasiado lejos.
Apenas llegamos y nos instalamos en el hotel, nos fuimos a caminar por las calles del centro de Hoi An.
Nos pareció un lugar muy pintoresco, aunque con muchísima concentración de gente.
Mercado Nocturno de Hoi An
Dimos algunas vueltas por el centro y descubrimos la isla que está en frente al casco histórico. Ahí funciona el mercado nocturno, un mercado para comprar souvenirs y comida básicamente.
En nuestra primera noche cenamos algo en uno de los restaurantes de ese mercado.
Comimos un pulpo y unos fideos con frutos de mar y espinaca. Era un plato pensado para turistas, en un lugar muy turístico, pero sabroso y con el toque de la cocina local.
Después, paseando por el mercado, nos tentó comer algo que vimos en un puesto en la calle. Parecía un alfajor de coco y maní y no nos pudimos aguantarnos las ganas.
Lo preparaba una chica en el momento: hacía las tapas, que eran como un panqueque de harina de arroz, una masa bien finita, y después lo rellenaba de coco y maní. Riquísimo.
En nuestro viaje en bici de vuelta al alojamiento, ya saliendo del centro, vimos un puesto de licuados y jugos.
Tenía unas sillas y mesas puestas en la orilla del río y solo había vietnamitas sentados. Para nosotros era una señal de que era un buen lugar para nuestra última parada antes de ir a dormir.
No pudimos resistirnos y nos tomamos un licuado de papaya delicioso.
2do Día en Hoi An
Un desayuno auténtico
Nos levantamos tranqui y fuimos a desayunar cerca del alojamiento. Como no nos hospedamos en el medio de la zona turística, preferimos quedarnos más o menos cerca del hotel antes de arrancar el día.
La verdad es que aunque toda la zona sea hermosa y haya turistas más allá del casco histórico, alrededor de nuestro alojamiento no había cafés o restaurantes. Al menos no como los de las ciudades que habíamos visitado antes.
Pero había lugares para comer o tomar algo, sí. El lugar de nuestro desayuno estaba montado con 4 palos, un techo de chapa, y unas mesas con sillas.
Nos convencimos de sentarnos ahí porque vimos niños y madres desayunando. Parecían preparándose para ir a la escuela. Para nosotros, parecía un lugar auténtico.
El menú de “desayuno” era único, no había otras opciones. Así que nos hicieron señas para que compartiéramos una de las mesas, que ya estaba ocupada, y pronto nos trajeron el desayuno.
Eran unos huevos fritos con una salsa de… algo y pan. De hecho, el nombre sonaba algo así como “huevos al plato” en francés (según vimos escrito en una pizarra). Estaban bien.
Después tomamos un café en uno de los cafés cercanos y volvimos al hotel. Decidimos quedarnos en la pileta y salir a explorar el pueblo más tarde.
Las Hermosas Playas de Hoi An
Queríamos relajarnos y esperar a que baje un poco la temperatura. Durante el día ronda los 40°C.
A eso de las cinco de la tarde, agarramos las bicis y encaramos nuestro camino hacia la playa de Hoi An, que quedaba a unos 7km de nuestro alojamiento.
No esperábamos una playa tan linda, nos sorprendió. Había mucha gente, pero estaba limpia tanto la playa como el agua. Además, había buen ambiente.
Sobre la playa hay muchos bares que ofrecen reposeras con mesa sobre la arena para que puedas consumir ahí.
Paralelamente, también hay muchas personas que montan un puesto de comida con una esterilla y una parrilla chiquita.
Ahí mismo, sobre la arena, cocinan pescado, frutos de mar y unas sopas. Por supuesto, también venden bebidas. Creo que lo mencionamos antes, los vietnamitas toman mucha cerveza.
En fin, no dejaba de sorprendernos con cuánta ropa se metían al mar. A ellos les debe de sorprender más bien lo desvestidos que entramos nosotros al mar (con un bañador «normal» para cualquier occidental), porque en la playa de Hoi An le sacaron bastantes fotos a Gilda.
Para nuestra tranquilidad, al menos en esta playa vimos que predominaban las personas que se ponían una especie de pijama para entrar al agua. Nos pareció más cómodo que meterse con un jean y camisa.
Ya bien entrada la noche, emprendimos el regreso a casa. Eran cerca de las 21 hs y ya habíamos comido algo, así que solo pasamos por el centro para picar algo más y volvimos al alojamiento. Y volvimos en bici a nuestro alojamiento. Obviamente, no nos faltó el licuado de postre. Son deliciosos los licuados de Vietnam!
3er Día en Hoi An
Un destino ideal para visitar en un día
En nuestro tercer día nos levantamos tempranísimo, a las 6 am, para poder disfrutar del centro histórico sin gente. Y la verdad, estuvo muy bien.
Efectivamente, cuando llegamos, el pueblo estaba totalmente vacío. Algo impensado para nosotros, por la cantidad de gente que vimos los días anteriores.
La mayoría de los turistas aparecen en las calles después de las nueve de la mañana. Temprano, de cualquier modo.
El patio de comidas del mercado antiguo de Hoi An
Encontramos en el mercado una especie de patio de comidas con puestos que eran como islas.
Cada isla tiene una barra en donde te podés sentar a comer. Y ahí delante tuyo preparan todo, así que podés ver todo el proceso.
Había mucha variedad de platos y la carta estaba en inglés. Estábamos contentos porque íbamos a poder comer lo que nosotros queríamos.
Que estuvieran los precios en la carta también fue un alivio, porque desde que llegamos a Hoi An, nos encontramos con que todo es para regatear.
Regateando todo el día
Desgasta mucho que sea todo el tiempo así. Querés comprar una fruta, tenés que regatear, querés comprar maní, tenés que regatear otra vez, querés un panqueque, lo mismo.
En algún momento, si no estás acostumbrado, se vuelve inevitablemente tedioso.
Por ejemplo, querés comprar un jugo de caña de azúcar y te dicen “15” (quince mil vnd, en realidad, pero todos están acostumbrados a abreviar), pero nosotros ya sabíamos que 15 no salía… Lo pagamos 5 en varias oportunidades y como máximo, 10. Bueno, se puede volver frustrante.
Entonces, cuando te dicen el precio, ya sabés que tenés que cambiar la estrategia de compra rápida (lo que tanto querías) por una de negociación. Onda, lo mirás con cara de qué me estás diciendo y te dicen “bueno 10, está bien”. Pero es muy molesto hacer eso todo el tiempo.
Un magnífico pueblo desierto
Luego del desayuno, seguimos paseando por el desolado pueblo. Sin tanta gente alrededor, las construcciones se aprecian mucho mejor y ,como dijimos antes, es todo lindísimo.
Hay una mezcla en los edificios antiguos. Algunos tienen un estilo francés, y luego hay otros con estilo chino y japonés.
Aunque nosotros, la verdad, no pudimos reconocer siempre la diferencia entre las construcciones japonesas y chinas, pero sí era fácil ver las diferencias con las construcciones francesas.
Siendo cerca de las 10:30 hs. ya se empezaba a notar la llegada de los micros turísticos y la temperatura ascendía a los 40°C. Así que nos pareció un buen momento para ir a tomar un café e ir a la pileta del hotel.
Arrozales y plantaciones de coco
Post siesta, tipo cinco de la tarde, agarramos las bicis y nos fuimos a recorrer un camino de arrozales recomendado por la chica que atiende la recepción de nuestro alojamiento.
No nos cruzamos con nadie, tuvimos los paisajes para nosotros solos, mucha naturaleza y tranquilidad. Y como si fuera poco, el regreso fue por una ruta de palmeras con cocos.
Nos llamó la atención que todos los caminos estaban asfaltados, a pesar de que estaban en medio del campo y no parecían muy transitados.
A la noche volvimos al centro de Hoi An para cenar. Nos dimos cuenta de que, por la mañana, lo que más habíamos disfrutado era la libertad para caminar por donde quisiéramos.
Como dijimos Hoi An es 100% turístico. Claramente, está lleno de vendedores de cualquier cosa (souvenirs, paseos en barco, gente que quiere que te sientes a consumir en un restaurante, etc). Entonces cada 2 pasos tenés a alguien que se te para enfrente, te toca, te insiste para que hagas algo… Es intenso.
4to Día en Hoi An
Visitando la ciudad antigua por la mañan
Como lo disfrutamos tanto, repetimos nuestra estrategia del día anterior. Nos levantamos tempranísimo y nos fuimos para el centro para terminar de recorrerlo y apreciar bien todos los detalles.
El centro histórico son solo un par de cuadras, así que dos días son más que suficientes para recorrerlo todo.
Ya les contamos, además, que algunas personas optan por visitar Hoi An en una excursión desde otro lugar.
Algo interesante sobre es que en este lugar son tan lindas las construcciones, con esta mezcla china-francesa-japonesa, que mucha gente viene a hacer sus book de fotos. Nos encontramos con muchas parejas posando para su book de fotos de boda, pero también sesiones de fotos de moda, etc.
Vimos muchas filmaciones, del estilo de videoclips. No sabíamos si eran famosos, porque no conocemos nada de artistas orientales. Pero definitivamente hay muchas producciones en Hoi An.
Además, Hoi An es un buen destino turístico donde hacerse ropa a medida. Es típico en esta ciudad, y hay muchas opciones diferentes que se adaptan a las distintas necesidades y presupuestos. De hecho, la chica de la recepción de nuestro alojamiento nos ofreció este servicio, ya que su familia trabajaba en el rubro hacía muchos años.
A las 11 ya estábamos en la pileta del alojamiento muertos de calor y preparándonos para dormir una siesta.
Era demasiado tarde para encontrar comida fresca en el mercado
Después, a eso de las tres o cuatro de la tarde, quisimos pasar por el mercado para almorzar algo y seguir nuestro camino a la playa.
En el mercado ya se veía la comida en bastante mal estado como consecuencia del calor, que se mantenía arriba de los 40°. Es que cada puesto tiene un pequeño mostrador donde se exhibe la comida, sin ninguna refrigeración.
Como la comía no tenía buen aspecto, seguimos viaje en dirección a la playa. Nos pareció mejor parar en el camino a comer algo en algún restaurante.
En puestos de comida de los mercados es muy común encontrar la comida sin refrigeración, claro. Lo habíamos visto en otros lugares como Ho Chi Minh también. A la mañana la comida tiene muy buen aspecto, y a medida que va pasando el día se nota como se va deteriorando. Sobre las hojas verdes, que se ven tan frescas a la mañana y tan marchitas a la tarde.
Lo bueno es que podés elegir dónde comer, viendo la comida exhibida, por lo menos. Y no te llevás ninguna sorpresa.
Con bicis a la playa
Cuando llegamos a la playa ya estaba bajando el sol y la temperatura era mucho más agradable.
Nos habíamos quedado tentados por lo que vimos en nuestra visita anterior a la playa, así que nos comimos un calamar a la parrilla.
Un dato de color, cuando llegamos a la playa de Hoi An por primera vez, una persona nos indicó que no podíamos ingresar con las bicis a la playa. Nos indicó que teníamos que dejarlas ahí y pagar una pequeña suma por el estacionamiento (o buscar otro parking y pagar más caro).
Después descubrimos que hay estacionamiento gratuito para bicicletas en los restaurantes, aunque no consumas nada. Simplemente, no les importa.
Más allá de esta “avivada”, no nos pareció que los vietnamitassean “ventajeros. En general, no tenés que estar cuidandote de algo todo el tiempo.
Una sociedad amable y tranquila
La verdad es que siempre nos trataron muy amablemente. Más allá de la barrera idiomática, siempre se mostraron dispuestos a ayudarnos, explicarnos cómo llegar a un lugar, etc.
Si ven que te traen la comida y no sabes ni cómo se come, intentan explicarte. Por ejemplo, esto es para comer con esta salsa, esto hay que sacarlo y no se come, etc.
Si observan que estás mirando un mapa medio perdido, se acercan a ayudarte, etc. Son muy muy atentos. Son realmente considerados.
Es una sociedad muy tranquila. No vimos situaciones violentas, ni siquiera borrachos peleando o molestando a alguien.
Ya mencionamos antes la cuestión de la seguridad, pero en Hoi An lo reconfirmamos, Vietnam es un lugar seguro. Ni siquiera se roban las bicis!
Esta fue nuestra experiencia, al dejar atadas las bicis con una linga muy fina. Además, no las encadenamos a un objeto inamovible, sino que solo las atamos entre sí. Alguien las podría haber tomado fácilmente, como a cualquiera de las bicis que vimos por ahí.
5to Día en Hoi An
Nos levantamos muy temprano y desayunamos unos huevos con pan en el lugar que estaba en la esquina de nuestro alojamiento.
Visitando el Patrimonio de la Humanidad de My Son
Madrugamos porque íbamos de excursión a las ruinas de My Son, y nos pasaba a buscar un auto a las 7:30am.
Estas ruinas, que quedan a unos 30 km de Hoi An, fueron declaradas como patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1999.
Los restos arqueológicos eran interesantes, pero quizás fuimos con demasiada expectativa y no nos parecieron muy llamativas.
Quizás fue porque habíamos tenido la oportunidad de ver ruinas en Indonesia mucho más impactantes.
Por otro lado, el camino era muy pintoresco, con arrozales a cada lado. Volvimos pasado el mediodía muertos de calor y cansados, listos para una siesta.
Fuera del circuito turístico por unas horas
Ese día, a la tarde, solo paseamos por la isla donde estaba nuestro alojamiento. Ya estábamos abrumados por la ciudad antigua y las muchedumbres de turistas.
Pero además, siempre nos gusta recorrer la zona y ver un poco más que las atracciones turísticas de cada lugar. Por suerte, además, encontramos un café muy bueno.
Era nuestra última noche en Hoi An. Al día siguiente, a las 9 am, nos iba a pasar a buscar un auto para iniciar un tour de todo el día que incluía también un cambio de ciudad.
Listos para más aventuras
Nuestro primer destino serían “Las Montañas de Mármol”, en las afueras de Da Nang.
Desde allí, nos iban a llevar a las Ba Na Hills para visitar el parque del Golden Bridge.
También íbamos a recorrer de punta a punta la costa de Da Nang y, finalmente, con un recorrido que incluía pasar por el paso de montaña Hai Van Pass. Finalmente, nos iban a llevar hasta nuestro nuevo alojamiento en Hue.
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